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martes, 21 de mayo de 2013

Lucas

Hoy he tenido un día terrible en la universidad. No es por nada en particular, de hecho, es algo que ya me sucedía en el instituto: el día en que te das cuenta de que los exámenes están a la vuelta de la esquina y de que, aunque te pongas a estudiar en ese mismo instante, probablemente no tengas tiempo. Es decir: agobio, agobio, agobio. 

Y sin embargo, en lugar de estudiar, aquí estoy. Contándote lo agobiada me encuentro por no tener tiempo suficiente para preparar mis exámenes. Paradojas de la vida. 

Para relajarme, y tal y como te prometí ayer, he decido presentarte a un nuevo personaje en esta historia. Digamos que, si yo fuese la reina de esta partida, Él sería el rey. Salvo por el pequeño detalle de que el rey y la reina suelen estar casados, y esas cosas. Ese detalle no entra mi analogía. 

Pero empecemos por el principio.

Él. Veamos. Él.

¿Y quién es Él?

Si al leer eso has cantado mentalmente "¿En qué lugar se enamoró de ti?", enhorabuena. Eres de los míos. Si no... bueno. Pero sigamos.

Como no puedo llamarle Él todo el rato, he decido buscarle un nombre provisional. En este blog y desde este instante, Él queda bautizado como... Lucas. Sí, creo que Lucas es apropiado.

Lucas es fuerte. Y alto. No es de esos chicos de espaldas cuadradas y la complexión propia de un muñeco de Lego. Es, simplemente eso: fuerte y alto. En la medida justa. O al menos justa para mí. 

Lleva el pelo negro más bien corto, aunque a la vez lo suficientemente largo como para que se le alborote un poco siempre que se pasa la mano por la cabeza; algo que hace todo el tiempo, por cierto.  Tiene la nariz aguileña y la línea de la mandíbula recta. 

Pero nada de eso importa. No en comparación con sus ojos. Los ojos de Lucas son oscuros, del color exacto del caramelo derretido, e igual de cálidos. Los ojos de Lucas son el tipo de ojos que hacen que los demás lloren de envidia. El tipo de ojos que no puedes dejar de mirar. El tipo de ojos que deseas que te miren.

Descrito así, Lucas suena como el típico chico inalcanzable de todas las novelas. En realidad no es para tanto, principalmente porque mi vida no es una novela: todo en ella es estrictamente real. Incluido Lucas. No es más que un chico normal al que muchos encuentran guapo, y otros tantos no. Como en todo, supongo que la belleza está en los ojos del que mira (y en este caso, también en los del que es mirado) y a ti no te queda más remedio que intentar ver a través de los míos. Y me temo que yo no puedo ser imparcial.

Pensarás que también es el prototipo de chico a) adorable o b)irresistible engreído. Pero no. Eso sí que no existe. Lucas se inclina más hacia la segunda opción, pero aun así, no deja de ser una mezcla de ambas, y de muchas otras cosas más. Como todos. Los personajes de todo ese tipo novelas no existen, porque son planos. El chico malo. La chica solitaria. La popular. La friki. La graciosa, el empollón, el amigo, el príncipe azul.

Nadie es así. Nadie es solo una cosa.

Yo creo que somos como un caleidoscopio. Somos lo que nos rodea, todo lo que hemos visto y vivido; descompuesto en mil fragmentos hasta formar una persona. Y esa persona está llena de matices que cambian constantemente dependiendo de hacia dónde esté mirando ese caleidoscopio, de las vueltas que se le dé o de la luz que haya en el momento concreto en que decidas mirar por él. Cada detalle es importante, aunque no seas consciente de que está ahí. Porque sí que ves la imagen completa, y no sería la misma si algo, por mínimo que fuera, cambiase.

Lucas también es un caleidoscopio. Es mil cosas a la vez, y yo no puedo conocer todas esas facetas suyas. Pero te contaré lo que sí sé.

Lucas es inteligente, aunque no le da especial importancia a los estudios. La estrictamente necesaria. Pero es bueno en otras muchas cosas. En el deporte, por ejemplo. O la guitarra. Es bueno, y lo sabe. Y le gusta que los demás lo sepan también. Y ser el mejor. Necesita ser el mejor.

Además, Lucas es el tipo de persona que te juzga por escuchar "pop comercial" o leer "libros para críos". Y cuando digo "te juzga", me incluyo en ese grupo. Pero he aprendido a que me den igual esas cosas. O casi.

La verdad es que es comprensible que mucha gente no le tenga especial simpatía. Puede ser bastante imbécil. Aunque cuando le conoces (o más bien, cuando te acostumbras) descubres que no es tan mal tío. Si lo fuese no me habría enamorado de él.

Porque no me digas que a estas alturas no sabías a qué venía todo esto.

Como ya te conté, Lucas es una de las razones principales de que exista este blog. No es que esté dedicado a él ni nada por el estilo. Aunque no lo parezca, tengo otras cosas en mi vida. Pero son cosas de las que puedo hablar. Lucas es mi secreto, más o menos. Para empezar, a mis amigos no les gusta que les hable de él. Marta estuvo colada por él hace cuatro años, cuando Adrián ya andaba detrás de ella. Ahora los dos están genial juntos, pero mi amigo siempre le ha guardado algo de rencor. Eso nos deja a Ana y a Nacho. A ellos Lucas les es es más bien indiferente, y como a la mayoría de personas que no le conocen, no les cae demasiado simpático. No es que le odien, como Harry Potter a Malfoy (eso es patrimonio exclusivo de Adrián), pero no es su tema de conversación preferido.

Tampoco es que mis amigos no sepan lo que pasa. No son tontos. Si lo fuesen, no serían mis amigos, al igual que Lucas no me gustaría si solo fuese un imbécil con ojos bonitos. No, todos ellos saben que me gusta Lucas, supongo. O lo sospechan. Simplemente no saben hasta qué punto.

A no ser que en mi vida actual pase algo digno de mención (cosa que dudo, a no ser que consideres como tal que se me gaste el subrayador verde, o algo así) supongo que seguiré contándote episodios pasados y medianamente relevantes de mi vida. Lo bueno es que creo que ya he terminado de presentarte a los protagonistas del blog, así que de ahora en adelante podré ir a lo que importa. Si te parece bien.

¿Te parece bien?

¡Manifiestate! Ahí abajo tienes un precioso cuadro para hacer comentarios. O puedes twittearme, o hacerme una pregunta en ask, o mandarme un e-Mail. Pero demuéstrame que no hablo sola, como mi vecina de arriba.

Ah, no. Ella habla con sus pájaros, no sola. Vale.

El caso: maniefiéstate.



2 comentarios:

  1. ¡Hola, Elisa!
    Punto número uno: felicidades. Me encanta como escribes. En serio. Qué descripciones, qué hilo mental, que... *_*
    Segundo: me gusta mucho cómo lo has escrito. Quiero decir, estás enamorada Lucas, pero no lo has contado como si OH, Lucas fuera tu vida y tu mundo y sin él no puedo vivir y es perfecto y oh, Lucas, algún día tendremos niños. Me gusta que hayas marcado tantos sus puntos a favor como sus contras. Y que los contras los hayas aceptado, no como un "bueno, él cambiará por mí" (taaan típico en las novelas de hoy en día...). Me gusta, me gusta mucho.
    ¡Sigue escribiendo, Elisa! Me gusta :3

    Un beso :D

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  2. Lo primero: ¡Muchas gracias! Me alegro mucho de que te guste, de verdad :3
    Supongo que, como digo, es lo que tiene la realidad. Los chicos perfectos no existen, y si crees que conoces uno, es que en realidad no lo conoces. Otra cosa es que para ti "sea perfecto", pero evidentemente eso no sigfica que lo sea literalmente, solo que tu lo aceptas y lo quieres por como es. Y no, desgraciadamente no creo que Lucas vaya a cambiar por mí XD. Es decir, todos fantaseamos alguna vez con el típico "buf, imagínate que me ha dicho esto porque en realidad quiere decir esto otro y entonces vendrá a mi casa y me traerá un ramo de rosas y me dirá que siempre le he gustado" etc. etc., pero sabemos que en el fondo no va a pasar XD.

    Un beso! Espero seguir viéndote por aquí :)

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